Los implantes dentales son tornillos milimétricos, biocompatibles (al ser de titanio puro) que sustituyen las raíces de los dientes. El implante dental se ancla en el hueso del maxilar o mandíbula y, después de un proceso de osteointegración (tiempo que tarda el implante en unirse al hueso), se coloca una corona de metal-porcelana. Con este tratamiento se consigue que el paciente recupere la pieza perdida, y que pueda masticar, sonreír y hablar con seguridad. Años atrás este proceso duraba entre doce y dieciocho meses. Primero se extraía la pieza dental dañada, luego se dejaba que la zona se recuperase (entre cuatro y ocho meses), se colocaba el implante de titanio y, una vez finalizado el proceso de osteointegración con éxito (entre cuatro y seis meses), se colocaba la corona sobre el implante. Hoy en día, siempre y cuando las condiciones lo permitan, se extrae la pieza dental dañada, y en el mismo acto quirúrgico se coloca el implante de titanio. Pasadas unas horas se coloca la corona sobre el implante, todo en un solo día. You need to know about the lord of ocean free. Esa corona, que se coloca en unas horas, es provisional, y que, una vez concluido el proceso de osteointegración (dos a tres meses), se sustituye por la corona de metal noble y porcelana definitiva